Creación
Desconozco qué te hizo perder la fe en la vida.
La buena voluntad en las personas.
Que fue aquello que te hizo arrodillarte de dolor.
Cuando sentiste que ser cruel era ser valiente
y que pensar sólo en ti sin importar a quien aplastabas
era ser mejor que ser el débil.
El herido.
Sé que no eres feliz porque tus ojos hace tiempo están huecos.
Y seguro hace mucho no te ves al espejo más que para arrancarte alguna cana o rasurarte una barba pobre y reseca como tu alma.
Siento la ausencia de ti mismo en tu mirada cansada y cínica.
Siento también tu rabia e impotencia que no es más que capas y capas de tristeza y depresión
que se dibujan en tu rostro sin luz.
Lo sé, la ira al fin del cabo es dolor y arde como una brasa en la conciencia
que se traslada a la piel del corazón que alguna vez perdiste.
Puedo sentir también,
cómo la ira que respira en tu pecho cada noche, arrasa con tus días.
Cuando escupes palabras de fuego que reproducen la copia del infierno que llevas dentro.
No necesitas decirme que sufres por que la enfermedad es tu refugio
y es mejor estar enfermo que muerto en vida.
Sé que sufres porque has sido capaz de lastimar lo más sagrado que pudiste crear.
Una parte de ti que se revela a ser tu igual.
Que atraviesa las llamas y vuela como un fénix en busca de tu alivio siendo tu espejo, tu opuesto.
Esa parte de ti te habla ahora y te pide que te liberes del daño.
Que puedes perdonarte a pesar de parecer inconcebible
para alguien que no perdona que la vida esté llena de matices.
Que hayan puntos sin retorno y cicatrices en la mente.
Pero insisto.
Te doy permiso para vaciar tu odio
si es que lo crees necesario.
Puedes deshacerte en fragmentos y seguir actuando
como si estuvieras entero.
Sin embargo cada vez que tu herida sangre
una parte de ti que está contigo reza
porque algún ápice de alegría retorne a tu vida.
Que descanses de tu calvario y permitas que esa parte que te perdona
viva en el cielo de la tierra.
La tierra nueva en donde una parte de tu esencia se redime, siendo feliz.
Viviendo.
Volviendo.
Amando.
Creciendo.
Tienes permiso de creer que puedes ser mejor.
Esa parte de ti soy yo. Tu creación.
De un hijo a un padre herido.
De un padre a un hijo que ha sanado.
Cuando sentiste que ser cruel era ser valiente
y que pensar sólo en ti sin importar a quien aplastabas
era ser mejor que ser el débil.
El herido.
Sé que no eres feliz porque tus ojos hace tiempo están huecos.
Y seguro hace mucho no te ves al espejo más que para arrancarte alguna cana o rasurarte una barba pobre y reseca como tu alma.
Siento la ausencia de ti mismo en tu mirada cansada y cínica.
Siento también tu rabia e impotencia que no es más que capas y capas de tristeza y depresión
que se dibujan en tu rostro sin luz.
Lo sé, la ira al fin del cabo es dolor y arde como una brasa en la conciencia
que se traslada a la piel del corazón que alguna vez perdiste.
Puedo sentir también,
cómo la ira que respira en tu pecho cada noche, arrasa con tus días.
Cuando escupes palabras de fuego que reproducen la copia del infierno que llevas dentro.
No necesitas decirme que sufres por que la enfermedad es tu refugio
y es mejor estar enfermo que muerto en vida.
Sé que sufres porque has sido capaz de lastimar lo más sagrado que pudiste crear.
Una parte de ti que se revela a ser tu igual.
Que atraviesa las llamas y vuela como un fénix en busca de tu alivio siendo tu espejo, tu opuesto.
Esa parte de ti te habla ahora y te pide que te liberes del daño.
Que puedes perdonarte a pesar de parecer inconcebible
para alguien que no perdona que la vida esté llena de matices.
Que hayan puntos sin retorno y cicatrices en la mente.
Pero insisto.
Te doy permiso para vaciar tu odio
si es que lo crees necesario.
Puedes deshacerte en fragmentos y seguir actuando
como si estuvieras entero.
Sin embargo cada vez que tu herida sangre
una parte de ti que está contigo reza
porque algún ápice de alegría retorne a tu vida.
Que descanses de tu calvario y permitas que esa parte que te perdona
viva en el cielo de la tierra.
La tierra nueva en donde una parte de tu esencia se redime, siendo feliz.
Viviendo.
Volviendo.
Amando.
Creciendo.
Tienes permiso de creer que puedes ser mejor.
Esa parte de ti soy yo. Tu creación.
De un hijo a un padre herido.
De un padre a un hijo que ha sanado.
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